El conversar y las relaciones de comercio.
Escrito por Isabel Chaparro
En el marco de la segunda edición de The House of the Beautiful Business (Lisboa, nov 2017), el etnógrafo Jonathan Cook nos hizo una guía de campo por la ciudad para invitarnos a conectar con los rituales del comercio. Nos descubrió entre otros, la librería más antigua de Europa y nos maravillamos de poder ser testigos del proceso de venta de una pequeña tienda de guantes: su ritual para medir cada mano, que con solo tocarla ya se encontraba la talla, no había cambiado en el último siglo. Todo esto sucedía en un local con área de recepción de 3 metros cuadrados, mostrador y estanterías de madera, un local que resiste bien en plena calle comercial rodeado de un Muji y un Burger King.
Si, el ritual del comercio es atemporal, y su esencia también.
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Prosperar a través de las relaciones comerciales y edificarse a través de las conversaciones son ambos movimientos nutritivos.
Cuando intercambiamos, además de entregarte algo que resuelve tu necesidad, sea un producto o una idea que te hace cambiar de percepción; te estoy aportando valor. Y si, además, aprendo del proceso y puedo comprender cómo te has beneficiado de mi aporte, puedo encontrarle un sentido a lo que hago y en ello crezco.
Sucede entonces que nos hemos permitido en palabras de Raimon Panikkar, “ser fecundados por el otro”.
El plano de Lisboa nos tiene escondido un regalo lleno de simbolismo: se trata de dos calles que desembocan a una misma plaza.
La calle de la plata y la calle del oro ascienden paralelamente como las serpientes de un caduceo y desembocan en una plaza que a su vez sirve de balcón sobre el rio Tajo.
El Tajo es un río que, a la altura de Toledo, España, tiene cara y tamaño de rio, pero que en Portugal se te aparece inmenso y activo como el mar al cual está a punto de entregarse.
Un caduceo es aquella vara con dos serpientes que ascienden enrolladas. Es el símbolo del comercio, -también utilizado en las instituciones dedicadas a las ciencias económicas, Según Wikipedia- No confundir con la vara de Asclepio -dios griego de la medicina- que tiene sólo una serpiente, o la vara de Hermes que no tiene ninguna.
Pues en el caduceo, las serpientes se encuentran frente a frente sus cabezas, para simbolizar esa tensión creativa del intercambio, que tiene lugar justamente en lo que según el mapa de Lisboa es la plaza del comercio.
Volvemos a esto de aportar valor mutuamente en las relaciones comerciales y la esencia compartida con las conversaciones. Hacer publicidad for the sake of the exchange. ¿Sólo por el intercambio? O justamente por el intercambio, por la riqueza que nos deriva…
Profundizando en la analogía, el seducir para atraer: me abro a verte, escucharte, comprenderte, comprarte lo que vienes a venderme, sea tu producto, sea tu idea. Como una flor que se permite ser polinizada y que naturalmente acaba dando fruto.
Estamos generando más consciencia de lo que representan nuestros intercambios. Del sentido que les damos, el porqué y el para qué. El desde dónde y el para donde. Tenemos delante la invitación del pasar de la economía de la atención a la economía de la intención. Donde pongo mi atención, está mi deseo, donde pongo mi intención está mi acción.
Tenemos delante la invitación del pasar de la economía de la atención a la economía de la intención.»
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